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El momento de las definiciones

El presidente Luis Abinader en su discurso del pasado jueves 8, en un gesto no frecuente en nuestros gobernantes, rectificó y excluyó los nuevos impuestos del presupuesto asumiendo el compromiso de que “para el año 2021 no tendremos nuevos impuestos”. Además, el presidente reconoció que debió “hablar antes y explicar en detalles lo (…) encontrado en el Estado”. Aun no podemos valorar la trascendencia de estos planteamientos en la reformulación del Presupuesto.

La realidad es que la pandemia no ha creado la crisis, vino a agravarla. La crisis que arrastramos proviene de un modelo económico que se afincó en una casi absoluta dependencia de factores externos —turismo, remesas, inversión extranjera—; en una progresiva privatización de los servicios públicos. Este modelo peledeísta exhibió un crecimiento que no posibilita el desarrollo productivo y humano. La pandemia ha venido a mostrar en toda su crudeza el fardo negativo del modelo: desempleo, economía informal, precariedad del salario, desigualdad, derechos económicos y sociales negados.

En ese contexto, en los gobiernos peledeístas, el Presupuesto General del Estado se diseñaba para sostener este modelo, para el enriquecimiento de una casta burocrática y para alimentar el clientelismo.

Todo esto daba lugar a presupuestos reiteradamente deficitarios. ¿Y qué hacían los gobiernos del peledé para cubrir ese déficit? De forma irresponsable endeudar el país y periódicamente introducir parches tributarios dirigidos en su mayoría a cargar a los sectores medios y empobrecidos.

El sector financiero y el gran empresariado, beneficiario del modelo económico peledeísta, siempre apoyaron ese esquema de presupuesto y durante décadas se hicieron de la vista gorda con toda la corrupción, dispendio y clientelismo de los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina.

El examen del presupuesto originalmente llevado al Congreso por este gobierno revela que el gran empresariado y el sector financiero, muy bien representados en el gabinete, ahora van por más. En el presupuesto no solo se reiteró el camino de más endeudamiento sino que están impulsando la venta de activos del Estado y la privatización de servicios públicos. El Gobierno no puede permitir que la crisis sea aprovechada por los de siempre para hacer negocios leoninos y más acumulación. Ese camino, lejos de ser solución es la continuidad del modelo impuesto por el peledé y nos llevará irremisiblemente a la profundización de la crisis, pues concentrará más la riqueza y ampliará la desigualdad social.

Si el Gobierno reitera este esquema de presupuesto, entonces, lamentablemente, no aprendió la lección de la protesta ciudadana ante la introducción de contrabando de nuevos impuestos.

La actual crisis requiere que el Gobierno envíe una clara señal de su compromiso con el cambio prometido.

Lo primero es predicar con el ejemplo apretándose los cinturones y cortando las manos flojas que pueda haber en el Gobierno. Si lo que se recibió fue un estado quebrado, entonces son inadmisibles los sueldos de lujo, las botellas, las nominillas, las instituciones duplicadas y sin funciones, los excesos en gastos de representación e impulsar la eliminación de aberraciones como el barrilito, el cofrecito y las dos exoneraciones que reciben los legisladores así como decenas de muchas otras formas de despilfarro y dispendio de dinero público. Es decir, el Gobierno puede comenzar la reforma fiscal, mejorando motu proprio la calidad del gasto público.

En vez de cargar a los sectores medios y empobrecidos con nuevos impuestos, el Gobierno debe revisar una por una las exenciones que actualmente benefician al empresariado y derogarlas total o parcialmente conforme el caso.

La profundidad de la crisis justifica que el Gobierno inicie un proceso de revisión uno por uno de todos los contratos de explotación de recursos naturales concertados por el Estado dominicano, a fin de crear un marco de mejor aprovechamiento de nuestros recursos naturales para el desarrollo nacional, al tiempo de garantizar la protección ambiental.

El Gobierno debe mostrar una definida voluntad de recuperar lo que se robaron los gobiernos peledeístas. Las acciones deben ser tanto respecto de las tres administraciones de Leonel Fernández como de las dos de Danilo Medina y así desmentir la percepción de que el Gobierno tiene entendimientos de impunidad con el primero. En esta materia, hasta ahora, el Gobierno luce sin voluntad y determinación. No es admisible, por ejemplo, que el equipo de investigación que dirige la destacada periodista Nuria Piera pueda, todas las semanas, investigar y revelar casos de corrupción fundado en pruebas y los ministerios y direcciones generales no hayan podido identificar los casos de robo cometidos por la horda peledeísta en esas dependencias. Son muchos los recursos que se pueden recuperar por esta vía, pero lo más importante e invaluable es el efecto que esto tendrá para la prevención de la corrupción y para el resarcimiento moral de una ciudadanía que se siente estafada y burlada porque todos los días debe seguir soportando a estos ladrones de cuello blanco pontificando sobre honestidad pública.

jenchy9suero@gmail.com

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Jenchy Suero
Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador, economista y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.

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Jenchy Suero Jesús Antonio Suero Castillo (Jenchy Suero), nació en San Juan de la Maguana, catedrático universitario, comunicador, economista y abogado. Ha dirigido diversas entidades profesionales y organizativas de la sociedad, etc. Jenchy Suero, conduce y produce el programa televisivo: “Primera Hora” y conduce “Panorama Social, ambos cada día de lunes a viernes en la televisión de Santo Domingo República Dominicana.
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